Hoy me voy a poner serio, y en vez de hablar de pavadas y sinsentidos, voy a entrar en un tema que me tiene algo obsesionado.
ACTO I
Desde mediados del siglo XVIII y durante todo el XIX, el transporte de tracción animal llegó a desarrollarse más que durante toda la etapa anterior de la humanidad. La evolución de los vehículos tanto en técnica como en comodidad se elevó a niveles comparables casi a los de los vehículos actuales, y la cría selectiva de los caballos creó razas (hoy prácticamente todas extinguidas) que rozaban la perfección dentro de los diferentes usos, llegando a una especialización tal que se diferenciaba entre tiro pesado, tiro ligero o transporte de mercancías y de pasajeros, o incluso de tiro rápido o semi-rápido. No había competencia posible: el ferrocarril se usaba para medias y largas distancias, y los primeros automóviles, a finales del siglo XIX y principios del XX, eran un artículo de extra lujo, muy complicados de mantener y manejar.
Así nos encontramos, por ejemplo, con más de 4000 Cabs (diminutivo de cabriolet) y 3000 omnibuses (una especie de mezcla entre autobús y diligencia) en Londres, o una red de 244 Km. de tranvías de caballos en París en el año 1899.
Y todo funcionando a la perfección. Hasta que…
En 1908, un genio admirado por unos y denostado por otros, pero genio al fin y al cabo, llamado Henry Ford, saca al mercado su Modelo T. Un coche asequible para una clase media que comenzaba a despuntar. Fue un éxito. Cuando dejó de fabricarse en 1927 se habían vendido más de 15 millones de unidades. Otras empresas, tanto americanas como europeas, se arrimaron al resultado. Total, a finales de los años 30, y a pesar de haber pasado la tremenda crisis económica del 29 y la gran depresión posterior, el mundo entero prácticamente había convertido la tracción animal en algo primitivo y anecdótico.
ACTO II
La telefonía existe desde finales del siglo XIX. Su expansión es notoria durante el siglo XX, pero es, con el gran boom económico tras la 2ª Guerra Mundial, cuando el teléfono comienza a ser algo imprescindible tanto en el trabajo como en la vida diaria de la gente. El auge llega entre el final de los 60 y el principio de los 70, cundo la red telefónica comienza a ser global.
Aunque la telefonía móvil se remontaba a los inicios de la 2ª Guerra Mundial, no es hasta 1984 que Motorola lanza su DynaTac. Pesaba 800 gramos y medía 33 cm. Y lo peor: costaba 4000dólares. Y sus posibilidades eran bastante escasas…(cobertura, alcance y demás). Aunque, en los años posteriores se comenzó a trabajar en un sistema digital mucho más eficiente y “celular” (GSM), este tipo d aparatos seguían estando al alcance de unos pocos “Yuppies” (¿os acordáis de los Yuppies?) y esnobs. No es competencia para la telefonía convencional.
Así en 1988 se estima que existen 500 millones de líneas en el mundo, de las cuales el 79% están en EE.UU. y Europa, con lo que la práctica totalidad de la población de estos continentes posee este servicio.
En España, a comienzos de los 90, existían casi 65.000 cabinas callejeras.
La telefonía tradicional continúa invicta. Hasta que…
A comienzos de los 90, y en paralelo con el desarrollo de la tecnología GSM, que augura todo un futuro de usos y aplicaciones, la empresa finlandesa Nokia, con Jorma Olilla, otro genio, al frente, comienza a implantar nuevos estándares de costes de producción y de calidad, con el fin de fabricar en masa teléfonos al alcance de todo el mundo. Así en 1992 aparece en el mercado el “padre de todos los teléfonos GSM”: el Nokia 1011. A partir de ahí el consumo de estos aparatos empieza a crecer a ritmo impresionante:
- En 1991 existían alrededor de 15 millones de usuarios.
- En 1996 son ya 135 millones
- En la actualidad se estima que hay cerca de 2000 millones de usuarios
En España el número de móviles cuadriplica al de habitantes.
¿Alguien sabe dónde hay una cabina telefónica?...
DESENLACE
Lo narrado anteriormente no es una cuestión de tecnología (que también) sino de concepto. Aprovechar el momento para dar el salto, cambiar el “establishment”. Y crear algo diferente, que revoluciona la sociedad.
¿Cuándo va a suceder esto mismo con la televisión?...
¿Cómo se puede seguir peleando a sangre y fuego entre cadenas de televisión por unos pocos miles de espectadores, cuando un coreano “loco” y su videoclip delirante tienen más de 760 millones de visitas en YouTube (más de 16 veces la población de España) en tan sólo 4 meses, y eso sin contar imitaciones, parodias y similares?
¿Y que, además de tener audiencias masivas, no le “roba” audiencia a nadie, ni contraprograma a nadie?
Como decía el inefable Fernando Arrabal: ¡El futuro va a llegaaaaarrglll!. Y algún genio dará con la clave y la televisión tal y como la conocemos quedará reducida a algo arcaico y antediluviano…y apuesto a que va a ser muy pronto.
Pero, amigos, no temáis. Siempre habrá que crear contenidos, producirlos, realizarlos, ponerlos bonitos y luego venderlos. Solo habrá que adaptarse un poquito…
Los que lo llevan mal (espero) son los parrilleros, contraprogramadores y demás estrategas de pastel. Justo los mismos que, por miedo y/o inacción son incapaces de reaccionar a lo que viene. Su papel no tendrá sentido en el futuro.
Pero de una cosa estoy casi completamente seguro:
El genio que provoque el cambio NO será del mundo de la televisión.
Ya lo veremos. Permanezcan atentos a sus pantallas…