lunes, 29 de octubre de 2012

ODIO



Odio a mi jefe, y es bueno.

Quiero decir que es bueno odiarle.

He llegado a la conclusión de que tener a alguien a quien odiar, sin llegar a extremos obsesivos ni enfermizos, es particularmente beneficioso.

Porque mientras vuelco toda mi hiel, energías negativas y mal rollito en un único individuo personificación de todo mal, el resto de los humanos asemejan a mis ojos tal que clones de la Madre Teresa…

Y las relaciones tensas desaparecen, y el diálogo fluye…

Todos tendríamos que tener alguien a quien odiar. Y no vale decir eso de “Es que yo no puedo odiar a nadie…”.

Rousseau, que además de enciclopedista era un poco pardillo, exponía que los hombres nacen llenos de bondad y es la sociedad corrupta y opresora la que los envilece. Yo apuesto por todo lo contrario: las sociedades suelen ser buenas y constructivas, buscando el común beneficio, hasta que a parece algún individuo cabrón y lo estropea todo. Y la historia y el presente, y probablemente el futuro, están llenos de ejemplos de ello.

Y cualquier “ejemplo” es perfectamente odiable, así que no hay disculpa posible.

Así que dejémonos de buenismos absurdos y descarguemos nuestros malos sentimientos en esas lacras para la humanidad. ¡Malos jefes, malos políticos, malos empresarios, malas parejas, malos en general; temblad, pues oleadas de aborrecimiento, animadversión, rencor, antipatía, tirria, resentimiento, ojeriza, encono, inquina, manía, aversión, hincha, fobia y muchos más sinónimos chungos os arrastrarán a los abismos de los que nunca tendríais que haber salido…! ¡Hagamos un mundo mejor, sin guerras, sin hambre y sin todo eso que nunca les gusta a las candidatas a Miss Universo…!

Mientras estoy escribiendo este panfleto, me doy cuenta que mi jefe en realidad no es más que un pobre diablo acomplejado con delirios de grandeza y que…

¡Un momento…! ¿Pero qué estoy diciendo?

Por el bien de los que me rodean… ¡QUE SE JODA…!


Nota.- Todo este texto es una ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Menos la primera frase…

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